A lo largo del tiempo hemos utilizado el término “plástico” como sinónimo indistinto del material sintético que envuelve nuestras frutas, amortigua el contenido de los empaques y se adapta a cualquier forma con un poco de calor. Sin embargo, la precisión conceptual resulta clave cuando queremos obtener el material preciso para llevar a cabo tal o cual actividad; hablando desde el campo del embalaje, tenemos un tipo de polímero muy utilizado por la industria: las poliolefinas.
Es por ello por lo que a continuación brindaremos un panorama general del “plástico” por todos conocido desde una perspectiva más completa, específica y apegada a los verdaderos propósitos de estos materiales creados por los químicos más destacados del siglo XX, y cuyo trabajo perdura hasta nuestros días.
Polialquenos en acción
Los primeros intentos de producción sintética surgieron en 1933 como experimentos de laboratorio dirigidos por E.W Fawcett y R.O Gibson dentro de la Imperial Chemical Company. Ellos lograron producir las primeras muestras de polietileno a partir de etileno puro combinado con presiones y temperaturas altas, las cuales formaron pequeñas esferas de material solidificado conocidas desde entonces como pellets. No fue hasta la década del 50 que la producción de poliolefinas se hizo masiva.
Tan solo 80 años de comercialización han sido suficientes para alcanzar números relevantes: mientras que en 1960 sólo representaban el 20% del consumo mundial de polímeros, para 2013 esta cifra alcanzó el 63% del total. Hoy en día son el plástico más utilizado por las industrias a nivel global, posible en gran medida gracias al avance tecnológico que representó el catalizador descubierto por Karl Ziegler y perfeccionado por Giullio Natta; en 1963, ambos obtuvieron el Premio Nobel de Química “por sus descubrimientos en el campo de la química y tecnología de altos polímeros”.
Propiedades y tipos de poliolefina
De manera general se sabe que una poliolefina puede obtener propiedades distintas según la materia prima (monómeros) y la ruta de polimerización. No obstante, todas coinciden en que son estructuras moleculares con gran estabilidad química, insolubles en agua, con alta resistencia eléctrica y química, traslúcidos de origen y en algunos casos flexibles a bajas temperaturas.
Al aplicar cargas calóricas, estos materiales resisten manipulaciones físicas de cualquier tipo: soplado, inyección, moldeado, extrusión, compresión, termoformado, entre otros. El producto final puede obtenerse en forma de materia sólida, fibras o películas muy delgadas; en los embalajes comunes podemos encontrar el primer y tercer tipo en distintas presentaciones.
A continuación, una lista de los polímeros pertenecientes a esta familia que más se conocen y utilizan:
- Polipropileno de baja (LDPE) y alta densidad (HDPE)
- Polietileno
- Poliestireno
- Polibuteno
Todos estos productos forman un mercado valorado en $250 billones de dólares y 200 millones de toneladas en formación o tránsito. Lo interesante es que la proporción entre uno y otro tipo de polímero ha variado cada década: si bien durante los años 70 dominaba el LDPE, proyecciones recientes ponen a su contraparte de alta densidad en posiciones equitativas; aun así, las opciones lineales y oxo-biodegradables han comenzado a generar interés entre los compradores de estos materiales. A finales de esta década, las Resinas de Polietileno de Baja Densidad Lineal (LLDPE) podrían acaparar 1/3 del mercado global.
El mundo de las poliolefinas, a tu alcance
Las repercusiones sociales y económicas del polímero han trascendido fronteras industriales para insertarse en la vida cotidiana de la humanidad entera. No se pueden imaginar escenarios sin la presencia de cualquier poliolefina: desde los alimentos que consumimos hasta las cosas que enviamos por correo postal. Grupo Velpak tiene la mente muy puesta en tales escenarios; por ello, contamos con amplia variedad de materiales sintéticos que se adaptan a tus necesidades de embalaje. ¡Nos dará mucho gusto atender tus peticiones!