Durante años hemos visto metodologías logísticas dirigidas hacia el cliente, cada vez más complicadas y llenas de conceptos propios de la época en la que fueron creadas. No pocas -o ninguna- consideró efectos inmediatos por parte del cliente cuando su producto y el embalaje cumplieron su propósito y terminan como desechos o residuos. Es ahí donde los modelos complejos encuentran límites, pues omitieron dar solución a la irremediable acumulación de productos que bien son de un solo uso o pueden reutilizarse pero no existen los canales adecuados para ello.
Fue a partir de entonces, después de ver escenarios de acumulación y desperdicio, que la industria empezó a considerar la “basura” antes despreciada como un activo más. Nace así la logística inversa, que en palabras de Karen Hawks trata de ocuparse de los aspectos relacionados a la cadena de suministros y gestión de los materiales/objetos generados por el usuario final para devolverse al fabricante e iniciar la cadena productiva, creando así el círculo virtuoso ideal de creación-venta-distribución-uso-reuso.
De vuelta al fabricante y empezamos otra vez
Cualquier despliegue de procesos inversos no se puede hacer sin una planeación estratégica bien pensada. En palabras de Emely López, de Constellation Brands, hay que considerar tres objetivos:
- Planear: a partir de un análisis profundo, saber a ciencia cierta la capacidad operativa de la empresa para controlar e flujo de material retornado que se puede reutilizar en procesos nuevos.
- Controlar: identificación de áreas donde vale la pena inyectar los recursos que hagan falta para actualizar, rehabilitar o convertir el flujo tal que soporte las nuevas responsabilidades.
- Ejecutar: delegación de operaciones en personal nuevo o existente, así como la subcontratación de empresas si lo requiere el deber.
El resultado, más allá del ahorro económico de la empresa al ocupar material reciclado, se refleja fuera de ésta: existe un compromiso directo con el medio ambiente; reduce adquisiciones de materias primas nuevas; hay más recursos disponibles (tanto nuevos como existentes, formando así reservas); y por supuesto, las relaciones cliente-proveedor cada vez más cercanas porque de ambos lados se procura el completo aprovechamiento de cada material.
Se espera un mejor porvenir
Como podemos observar, la adaptación hacia procesos de logística inversa requiere compromisos firmes de todas las áreas involucradas para que los beneficios económicos, ambientales y sociales permeen todos los estratos de la cadena productiva. Si bien requiere más trabajo comparado con los procesos tradicionales, el resultado satisface todos los pronósticos y opiniones en clientes, proveedores, trabajadores. Grupo Velpak entiende el compromiso social ante los acontecimientos de hoy y mañana, por ello te conminamos a seguir los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias y mantenerse informado sobre las últimas novedades de la pandemia.