La industria alimenticia ha presentado evoluciones sustanciales en la forma de empaquetar sus productos. Pasaron de las formas sólidas y rígidas hechas con materiales sintéticos no biodegradables, a soluciones más amigables, ligeras y presentables. De hecho, la demanda de empaques hechos con películas de material sintético -como la poliolefina- se han vuelto el principal insumo para las empresas que empacan alimentos.
Debido a la naturaleza del contenido, los empaques de estos productos deben cumplir con ciertas especificaciones que garanticen una integridad a lo largo del tiempo sin que ello afecte el sabor, presentación o propiedades de lo que se haya empacado.
Bien protegidos y presentables
Para que los empaquetados cumplan con exigencias tanto mercadológicas como ambientales, existen parámetros de calidad consistentes y ampliamente aceptados que otorgarán un nivel de seguridad tanto al empaquetador como al usuario final.
Tanto el soporte como la cubierta transparente necesitan ser resistentes a la absorción o difusión de gases, humedad, sabores u olores; en especial cuando los productos embalados necesiten refrigerarse a temperaturas por debajo del punto de congelación. El mal manejo de la condensación y saturación de oxígeno facilita el desarrollo de patógenos como hongos, virus y bacterias.
Desde luego, estos empaques también deben garantizar sellados herméticos ante los radicales libres: aire, agua, aceites y suciedad. Encontrar y mitigar errores asociados al proceso de producción es fundamental, ya que al menos el 8% de los empaques fallan después de haber salido al suministro.
Atributos diferenciadores
El consumidor final se guía en gran medida por lo que observa; por ello es relevante mostrar cada producto sin modificación alguna y con diversas facilidades respecto a su apertura o presentación. La conveniencia implica distribuir cada elemento de forma estética, armónica, congruente con el producto exhibido. Ello implica que el empaque no puede alterar el sabor u olor originales.
Sustentabilidad
La innovación del material sustentable recae sobre una necesidad ante el grave problema de contaminación derivada de la producción: si mantenemos la comida almacenada, disminuyen las emisiones de gases invernadero. Como consecuencia, se desperdicia menos alimento ya que no será necesario utilizarlo al momento.
El equipo adecuado
Algunos ramos del giro alimenticio requieren máquinas que trabajen a ritmos veloces, sin descuidar con ello la calidad del empaque. Entre todas las opciones disponibles, hay una que destaca por su eficiencia final: Autobag SFAS Sprint Revolution. Este sistema de empacado en bolsas de alta velocidad está diseñado específicamente para embalaje de alimentos frescos y congelados.
Utiliza sistemas de última generación que pueden empacar alimentos a velocidades de hasta 22.86 metros por minuto. Utiliza bandas transportadoras con instrumentos especiales para abrir las bolsas con antelación y mantenerlas así hasta que se deposite el alimento. Asimismo, posee amplias áreas de carga, aplanadores sincronizados con el proceso general y tres modos de trabajo: continuo, intermitente o por lotes.
Por último, cuenta con sistema de control remoto controlado por una interfaz intuitiva y medios de almacenamiento estandarizados (mediante ranura de memoria flash). No se descuida tampoco el aspecto sanitario, ya que todo el proceso está certificado por el Departamento de Agricultura Norteamericano para ambientes donde se necesite un lavado diario del equipo.
Soluciones al instante
Sellar alimentos frescos y congelados a velocidades industriales también puede cumplir con los parámetros del buen embalaje que demanda la industria. Todavía puedes tener algunas dudas sobre su aplicación y ventajas, así que te sugerimos mantenerte en contacto con un asesor técnico de Grupo Velpak. ¡Estamos para servirte!